Estad quietos: cuando Dios te llama a esperar

En medio del ruido y la prisa cotidiana, aprender a estar quietos ante Dios puede parecer una tarea imposible.

Estar quietos es confiar en que Dios está obrando

Este artículo reflexiona sobre la importancia de la espera, la paciencia y la rendición espiritual, inspirándome en el Salmo 46:10.

La jardinería como escuela de paciencia

Sembrar, regar, limpiar… y esperar. Así comienza esta historia, con una rutina sencilla que se convierte en una poderosa lección espiritual. Cuidar las plantas de mi patio no solo requiere esfuerzo físico, sino también tiempo, constancia y fe en que algo invisible está ocurriendo bajo tierra.

Tal como en la vida espiritual, hay momentos en los que sembramos oraciones, regamos con fe y limpiamos nuestro corazón… pero no vemos resultados inmediatos. Y ahí es donde entra la espera.

Esperar puede ser desesperante. En nuestra naturaleza humana, queremos actuar, resolver, incluso “ayudar a Dios” como si supiéramos más que Él. Pero hay ocasiones en las que el llamado divino es claro: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios” (Salmos 46:10).

La palabra “quietos” del hebreo Rafáh, que significa soltar, rendirse, relajarse. Es una invitación a dejar de luchar con nuestras propias fuerzas y confiar en el poderío de Dios.

Una fe que desafía ejércitos

El Salmo 46 fue escrito en un contexto de amenaza militar. Se cree que hace referencia a la liberación milagrosa de Jerusalén frente al ejército de Senaquerib, rey de Asiria, en el año 701 a.C. En medio del caos, el salmista declara que Dios es refugio, fortaleza y ayuda segura.

El verso 10 no es solo una frase bonita: es una orden divina en medio de la tormenta. Estar quietos no es pasividad, es confianza activa en el Dios Todopoderoso.

Constancia y fe en que algo invisible está ocurriendo

¿Cómo estar quietos en la presencia de Dios?

  • Busca un lugar tranquilo: sin distracciones, sin dispositivos, solo tú y Dios.
  • Hazlo intencional: que sea lo primero al despertar y lo último al dormir.
  • Lee la Biblia y ora: deja que la Palabra riegue tu alma.
  • Practica el silencio: no siempre hay que hablar, a veces solo hay que escuchar.

🌸Como las plantas… Dios hará

Así como las plantas florecen en su tiempo, nuestra vida espiritual también lo hará si la abonamos con fe y la regamos con la Palabra. Estar quietos es confiar en que Dios está obrando, aunque no lo veamos.

Porque en Su presencia, todo cambia. Y cuando aprendemos a esperar, descubrimos que no estamos perdiendo tiempo… estamos siendo transformados.

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